sábado, 27 de agosto de 2016

NAOC IV (episodio I, el ataque de los lifers)

El que lee mucho y viaja mucho, ve mucho y sabe mucho... Y pajarea mucho
Miguel de Cervantes ft. El Chivizcoyo

Melanerpes carolinus, ¡nueva especie para mi!

Cuando uno ha sido un bicho raro obsesionado desde niño con algún tema (en mi caso, las aves) hablar de ello se convierte en una especialidad, pero, ¿podrías pasar una semana entera hablando sobre tu preciado interés? la respuesta en mi caso es si: ¿donde? en el NAOC (la abreviación de North American Ornithological Conference) que fue el punto de reunión de poco más de dos mil personas que tienen que ver con algún aspecto del estudio de las aves: es un evento que se celebra cada cuatro años, esta vez la sede fue Washington DC. y duró cinco días; cinco días hablando de pájaros, pensando en pájaros, viviendo de pájaros... respirando pájaros, y sobre todo conociendo gente que, igual que yo, tiene pájaros en la cabeza.


Después de muchas idas y venidas, conseguimos el apoyo suficiente para brincar la frontera y llegar a la reunión el 16 de agosto en algún momento de la mañana después de varias horas de vuelo, ahí estábamos como tecolotes medio dormidos: Ernesto Ruelas, nuestro profesor y artífice detrás de este viaje, Nidia Arriaga, nuestra aprendiz recién iniciada en el camino de los pájaros, Gustavo Contreras, mi joven padawan que ha logrado comenzar a desenmarañar los secretos del pajareo, y por supuesto el Chivizcoyo que esto escribe.
El primer pájaro que pude encontrar inmediatamente saliendo del aeropuerto fue un Sturnus vulgaris; especie invasora del viejo mundo... hubiera preferido ver otra cosa primero, pero que le vamos a hacer. Eso si, la siguiente ave que vi fue primero un bulto negro acercandose desde el horizonte mientras ibamos al hotel, y cuando estuvo suficientemente cerca me pude dar cuenta que era un Branta canadensis, especie aparentemente común aquí, pero que nunca había visto antes, más tarde otros dos bultos negros aparecieron frente a mí, uno más grande que otro, y los dos eran nuevas especies para mí, Corvus brachyrhynchos y Quiscalus quiscula respectivamente.
Una vez adentro del hotel sede las cosas se pusieron interesantes, cada quien tuvo su gafete con nombre y procedencia, y era divertido recorrer el lugar leyendo los nombres inscritos allí; había gente de Argentina, Colombia, Perú, bastantes islas del Caribe, creo que vi a alguien de África, Japón, Estados Unidos, Canadá y México ¿y saben una cosa? todos, absolutamente todos hablaban de aves.
Ese mismo día asistí a una plenaria sobre la conservación de las aves a través del continente americano y fue muy interesante conocer varias de las maneras en las que se esfuerza la gente (tan común como tu que lees esto o yo que lo escribo) por conservar y proteger a las aves en sus múltiples hábitats, y como en México la participación de los científicos con las comunidades es esencial para asegurar la continuidad de las especies, y cosa muy importante mantener a los gatos encerrados. 
Strix varia (foto horrible)

Al día siguiente salí temprano con Gustavo a un tour de observación de aves dentro de un parque urbano llamado Rock Creek Park: una pequeña reserva que mantiene un poco de bosque caducifolio y también algunas especies de aves que no he visto. Y así nada más llegando, nuestro guía nos comentó que había un Strix varia cerca y que había estado llamando minutos antes de que llegáramos: y ahí va toda la banda pajareara a buscarlo, pero antes de que apareciera sobre mi cabeza pasaron volando unos cigarros con alas; Chaetura pelagica, una especie que había tratado de encontrar en Mpexico pero su parecido con otra especie muy común (Chaetura vauxi) y la falta de una observación confiable, hicieron que a tres mil kilómetros de mi casa, viera una especie que seguramente ha pasado sobre mi cabeza unas cuantas veces.

Aquí los cardenales parecen ser mucho más comunes que en donde yo vivo, aquí el sotobosque prácticamente no existe, y por ese invisible sotobosque pasó volando un ave enorme con alas cortas y un vuelo de algodón. Se fue a perchar en un encino... y allí estaba mi búho, una especie que también debería poder hallar en México, pero que nunca he podido hallar (pero que algún día lo haré). En fin, seguimos caminando y en un tronco muerto veo un Melanerpes carolinus, pariente de mi querido Melanerpes aurifrons, y bastante similar. 
Yo estoy acostumbrado a ver a los Turdus migratorius en bosques de pino, pero aquí viven bajo las grandes hojas de los Platanus, junto con los Poecile carolinensis y Baeolophus bicolor, los cuales también tienen su contraparte ecológica donde yo vivo. Y allí también encuentro un Picoides pubescens, un carpintero pequeñisimo que me pareció muy chistoso ¡es realmente diminuto! y por ahí venian las Sitta carolinensis, Polioptila caerulea, Spinus tristis, algunos Colaptes auratus, y mucha buena compañía pajarera (aunque todo en inglés, claro está).
el joven gustavo, saboreando su lifer

Eventualmente regresamos a la sede de la conferencia pero antes de que pudiera darme cuenta ya estaba trepado en otro tour para visitar un lugar llamado Patuxent Wildlife Refuge, y después de 45 minutos de carretera y tráfico llegamos al lugar, donde me enteré que ese lugar vio nacer el proyecto de reintroducción de Grus americana, y pude verlas en sus corrales de cría, comiendo y llamando como debieron hacerlo durante milenios en las praderas de Norteamérica. Pero no solo eso se hace allí en Patuxent; luego fuimos a visitar una colonia de patos que tienen para estudiarlos, y ahí había varias especies que siempre he querido ver en libertad: Clangula hyemalis, tres especies de Melannitta, Aythya, y una Gavia stellata (que no es un pato pero es genial) que son utilizados para probar nuevos métodos de rastreo para estas especies que pasan mucho tiempo bajo el agua. En este mismo sitio también hay un criadero de Falco sparverius y Otus asio que son usados para investigar potenciales efectos nocivos de algunas sustancias sobre el organismo de las rapaces, y allí en Patuxent coincidí con Richard Erickson, que ha trabadado durante algún tiempo en Baja California, y de quien había oído hablar, pero nunca había conocido, fue una buena reunión platicando de aves mexicanas (además de que me ayudó a identificar mi lifer Anas platyrhynchos).


Un humedal en Patuxent (con patos)
Gavia stellata
Grus americana

Esa misma tarde fue mi plática de cinco minutos sobre como organizar y mantener grupos de estudiantes para investigación a largo plazo, esta ha sido mi primera plática en inglés, y fue un poco intimidante, pero creo que todo salió bien, pues, así como en español, las palabras fluyen y el verdadero lenguaje habla de aves...

(fin del episodio I)